Si señores, el Oeste vuelve a estar de moda, al igual que a principios del siglo pasado (quizás por aquello del revival) aunque esta vez la fiebre que alimenta esta moda no es la del oro, sino la musical.
Uno de los centros neurálgicos es Austin, Texas, una ciudad que pasaría a la historia sin pena ni gloria como ejemplo de esa famosa coletilla estatal que también acompaña a "Denver, Colorado" o "Tucson, Arizona", si no fuera por la escena underground que bulle en ella. Mucha culpa de esta efervescencia la tienen la infinidad de bandas que se encargaron de poner a la ciudad en el mapa, desde 13th Floor Elevators hasta The Black Angels o The Hex Dispensers, pasando por Daniel Johnston (podría llenar la entrada sólo con bandas o músicos relacionados con la ciudad), pero sin duda, la principal causa que durante estos últimos años ha puesto a Austin como un referente, son sus festivales, y concretamente dos de los mejores de estos momentos: SXSW y Austin Psych Fest (junto a Coachella, otro festival para echarle de comer aparte, probablemente sean lo más parecido a una santísima trinidad).

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